domingo, 26 de marzo de 2017

Mortal 

Y me hizo sentir real. En ese momento comprendí, que las cosas no te pertenecen porque sean tuyas, si no porque tú eres de ellas. Así me sentía yo a su lado. Simplemente perteneciamos. Porque al fin y al cabo el bosque no es bosque sin sus arboles. Y nosotros eramos una selva, y toda su lluvia torrencial. Era la más bonita metáfora jamás contada. Era el todo y la nada. Nos volvimos infinitos. Tan sumamente inmortales. Luego se esfumo. Como quien sopla a una vela y se apaga. Tan simple te quedas a oscuras. Y volví a ser mortal. pd: este poema lo escribí hace casi dos años, y mi punto de vista sobre lo que es tener y pertenecer a cambiado un montón, pero me sigue gustando mucho así que aquí está.

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